Los alimentos fritos son aquellos que han sido sometidos a una cocción con aceite, hábito de consumo en la mayoría de los hogares. Cuando freímos un alimento provocamos que el número de calorías totales sea hasta tres veces superior al que era antes de cocinarlo. Esto se debe a la cantidad de aceite que puede absorber el alimento cuando lo sumergimos en el aceite.
Estos alimentos tan grasos fomentan el sobrepeso y la obesidad, así como pueden provocar malas digestiones y facilitar la aparición de enfermedades como la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, gota, colon irritable... Cuando los alimentos se calientan en exceso en el aceite, se produce una sustancia tóxica y cancerígena llamada acrilamida que en su consumo excesivo puede aumentar el riesgo de padecer algún tipo de cáncer.
De todas formas, se pueden consumir alimentos fritos de manera puntual y es mejor reservarlos para casa ya que así uno mismo controla la manera de freírlos. A continuación dejo una serie de recomendaciones para hacerlo de la forma más saludable posible:
- Utilizar aceite de oliva y evitar sobretodo el aceite de coco y de palma.
- Controlar la temperatura. Para comprobar que la temperatura sea la adecuada hay que introducir un trozo de alimento en el aceite. Si el alimento se hunde es que el aceite está muy frío. Si flota y empieza a burbujear salvajemente es que está muy caliente. Si se hunde ligeramente y al momento flota de nuevo, la temperatura es la correcta.
- Para introducir el alimento, esperar a que el aceite esté caliente. De esta manera evitaremos que se absorba aceite en exceso.
- Controlar que los alimentos no se quemen, para que no se produzca acrilamida
- Una vez el alimento esté frito, cubrirlo con papel para que absorba el aceite de las capas más superficiales.
Las cocciones más saludables cuando una persona quiere controlar su peso son las cocciones a vapor, plancha u horno debido a su bajo contenido en grasas.
Fuentes:
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