Durante los últimos años, la evidencia científica señala los
beneficios que tiene una dieta rica en fruta, y se recomienda que todos los
individuos consuman a diario al menos dos piezas de fruta. Estas aportan
vitaminas, minerales y fibra, además de presentar propiedades antioxidantes por
el carotenoides y vitamina C que contienen. Ayudan a reducir el riesgo de padecer
enfermedades cardiovasculares y degenerativas, y ejercen un efecto protector
frente a algunos tipos de cáncer.
Según varios estudios, el consumo de fruta se ve influenciado
por varios factores, como pueden ser la influencia familiar, las motivaciones,
la eficacia, el apoyo social, la actitud, etc. Se ha demostrado que estos
pueden influir en los hábitos de alimentación, contribuyendo a que aparezcan
enfermedades como la hipertensión arterial, problemas cardiovasculares,
obesidad y diabetes. Otros estudios demostraron que su consumo también estaba
relacionado con la disponibilidad, el precio, el tiempo de cosecha y con el
sabor.
Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que la influencia
familiar, cultural y social influyen en nuestros hábitos y patrones de alimentación, que pueden afectar a nuestra salud. La principal influencia es la familia, sobre
todo la madre, que es la persona que suele asumir la formación de los hábitos
alimenticios de sus hijos. El segundo factor que más influyó fue el papel de
los médicos e instituciones de salud, y el tercero los medios de comunicación.
Las personas que obtuvieron nuevos conocimientos y
percibieron mejor los beneficios del consumo de fruta, desarrollando nuevas
aptitudes, consumen un promedio más de fruta al día. Los factores socioculturales
no influyen en su consumo, pero sí que es necesario la realización de programas
que fomenten su ingesta.
Fuentes:
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